(tomado de http://catb.org/esr/writings/unix-koans/end-user.html y traducido el día 2017-02-18)
En otra ocasión en la que el maestro Foo daba instrucción pública, un usuario final, habiendo escuchado historias sobre la sabiduría del maestro, vino a él buscando guía.
Hizo tres reverencias ante el maestro Foo. “Deseo aprender el Gran Camino de Unix”, dijo, “pero la línea de comandos me confunde”.
Algunos de los neófitos espectadores empezaron a burlarse del usuario, llamándolo ignorante y diciendo que el Camino de Unix es solamente para los que tienen disciplina e inteligencia.
El maestro levantó la mano para pedir silencio, y llamó al más ruidoso de los neófitos que se había burlado al frente, a donde él y el usuario estaban sentados.
“Cuéntame”, le preguntó al neófito, “acerca del código que has escrito y de las obras de diseño que has pronunciado”.
El neófito empezó a balbucear una respuesta, pero al final calló.
El maestro Foo se volvió al usuario. “Cuéntame”, le preguntó, “por qué buscas el Camino?”
“Estoy descontento con el software que veo a mi alrededor”, respondió el usuario. “No funciona de modo confiable ni agrada al ojo ni a la mano. Habiendo escuchado que el camino de Unix, aunque más difícil, es superior, busco desechar toda trampa y engaño.”
“Y ¿qué haces haces en el mundo”, preguntó el maestro Foo, “para que debas lidiar con software?”
“Soy constructor”, respondió el usuario, “y muchas de las casas de este pueblo fueron hechas bajo mi mano”.
El maestro Foo se volvió al neófito. “El gato de casa puede burlarse del tigre,” dijo el maestro, “pero hacerlo no convertirá su ronroneo en un rugido”.
Al escuchar esto, el neófito fue iluminado.